Las ‘stavkirker’ – Pequeño milagro de la arquitectura medieval noruega

Stavkirke en Heddal

Se yerguen desafiantes en medio de los escarpados paisajes noruegos. No son muchas las que sobrevivieron, apenas 28 de las casi 1.000 que se construyeron en el medievo; con estoicismo lograron resistir las dentelladas feroces del tiempo por casi novecientos a?os. Como ocurr?a con la mayor?a de las iglesias del medievo la ubicaci?n, lejos de ser azarosa, era cuidadosamente planificada de manera que generara el mayor impacto visual posible: se ergu?an en la cima de las colinas o sorprend?an al viajero al final de una curva cerrada cuando inesperadamente ?aparec?an? al costado del camino a una distancia apropiada para apreciarlas en toda su magnitud.

Frente a una stavkirke?(iglesia de madera) observamos c?mo la silueta ?mbar y estilizada se recorta majestuosa en medio del paisaje. La progresi?n vertical de los techos escalonados que se elevan hasta el cielo gu?a nuestra mirada y pensamientos hacia las alturas, hacia el infinito y casi sin darnos cuenta nos transformamos en parte de un universo m?stico-religioso.

Las stavkirker son testigos de un tiempo de cambio, un tiempo en el que Noruega al igual que el resto de Europa buscaba consolidaci?n y unidad despu?s de siglos de ca?ticas y devastadoras invasiones y migraciones. El cemento aglutinador que comenzaba a modelar una Europa unida y poderosa era la Iglesia Cat?lica, siendo la arquitectura religiosa un instrumento fundamental en el proceso de expansi?n de la fe cristiana. Eran tambi?n mensajes que acompa?aban a viajeros y peregrinos en sus traves?as. Cada columna y tabl?n fue colocado en honor a Dios y tambi?n en honor a Cristo quien, seg?n la creencia de la ?poca, gui? a Thor y a Odin (los principales dioses de la mitolog?a escandinava) a trav?s de valles y bosques.

A medida que nos acercamos, un vaho de antig?edad y madera de siglos inunda nuestros sentidos. El chirrido de las puertas y el crujir de los tablones del piso suenan como agudos grititos que delatan la presencia del visitante. Cada vez que el viento con r?fagas furiosas sacude y hace rugir toda la estructura, el sofisticado sistema de vigas, soportes y pilares de madera resiste los embates con asombrosa fortaleza. La misma fortaleza que las stavkirker han exhibido a lo largo de diez siglos y que adem?s del viento les ha ayudado a resistir las dur?simas condiciones clim?ticas noruegas y las no menos extremas condiciones generadas por el hombre: guerras, pestes, incendios y destrucci?n.

Ahora bien, ?qu? es lo que hace que estas humildes iglesias de madera hayan adquirido un lugar de privilegio en la historia de la arquitectura universal? Las m?s antiguas figuran entre las construcciones de madera mejor conservadas del mundo. Y entre las m?s complejas tambi?n, ya que no se conocen estructuras similares en la arquitectura europea.

Contexto hist?rico?

Cuando toda Europa se cubr?a de iglesias de piedra, Noruega utilizaba la abundante madera de sus bosques para construir las suyas y as? nacieron las stavkirker o, como suele traducirse, ?iglesias medievales de madera? (en ingl?s se las conoce como stave churches).

El cristianismo se expand?a como religi?n e instituci?n organizada siguiendo un cuidadoso ?plan de marketing? que indicaba c?mo se comunicar?a la nueva fe, qui?n lo har?a, qu? se dir?a y c?mo se adaptar?a el mensaje a las distintas poblaciones o culturas. Cuentan registros de la ?poca, que las particulares iglesias noruegas que caprichosamente se resist?an a mutar la madera por piedra ?como hab?a hecho la casi absoluta mayor?a de las construcciones religiosas europeas?llamaron la atenci?n de las autoridades cat?licas quienes, no sin cierta preocupaci?n, se preguntaban las razones de esta obcecada conducta.

Si la arquitectura religiosa de piedra pr?cticamente dominaba en toda Europa, ?por qu? Noruega insist?a con las iglesias de madera, que adem?s ten?an cierta forma extra?a, no del todo acorde con las convenciones de la ?poca? Estrategas de r?pidos reflejos, los encumbrados hombres de la Iglesia comprendieron que en realidad no hab?a motivos de preocupaci?n a pesar de que las iglesias no segu?an paso a paso las convenciones arquitect?nicas religiosas del momento. Llegaron a la conclusi?n de que lo importante era, a saber:

  • Que a pesar de su especial estilo arquitect?nico, las iglesias noruegas ten?an inconfundible forma de iglesia reconocible a la distancia, por lo tanto no hab?a riesgo de que pasaran inadvertidas para los feligreses o que se confundieran con alguna otra construcci?n pagana. Conclusi?n: la fe cristiana y su expansi?n no corr?an ning?n riesgo en ese sentido.
  • Que el tama?o ?extremadamente peque?o si se las compara con las monumentales catedrales g?ticas francesas e inglesas? se adaptaba perfectamente al tama?o de la poblaci?n de fieles que cobijaba. Esto tambi?n era positivo.
  • Y, sobre todo, eran simples de construir dada la abundancia del material ?madera? y la destreza de los artesanos noruegos en el tallado de madera. La construcci?n en piedra demandaba adem?s cuantiosos recursos y mano de obra que las humildes y despobladas ?reas n?rdicas no estaban en condiciones de satisfacer.

?Qu? son exactamente las stavkirker?

B?sicamente se pueden definir como estructuras de madera cuyo elemento de construcci?n esencial son los stavs, es decir postes circulares que conforman la estructura b?sica. Estos postes se ensamblaban a un marco de madera para despu?s asentar dicha estructura en una plataforma de piedra. As? se evitaba la corrosi?n de la madera por acci?n de la humedad de la tierra. Al principio se enterraban los postes directamente en la tierra y previsiblemente la duraci?n tanto de los postes como de toda la construcci?n era bastante limitada. La incorporaci?n de la plataforma de piedra fue un factor decisivo que posibilit? la permanencia de las stavkirker a trav?s de los siglos.

El tipo de construcci?n con stavs demandaba que cientos de partes se fabricaran y adaptaran unas a otras antes de que se montasen juntas en el proceso de construcci?n. Estas piezas se iban encajando y montando de tal manera que en la construcci?n no se empleaba ni clavos, ni pegamento, ni ning?n otro elemento de soporte extra que no fueran las mismas piezas. Esto indica el grado de planificaci?n necesario para medir y preparar con antelaci?n cada elemento de manera que concordaran exactamente en el momento del ensamblado. Este proceso de construcci?n sirve tambi?n para ilustrar una caracter?stica b?sica del esp?ritu noruego: la planificaci?n, caracter?stica que est? presente en cada acto y acci?n individual y colectiva.

El arte y la arquitectura han sido siempre expresiones que tornan visibles y palpables las caracter?sticas esenciales de una cultura y que se mantienen m?s o menos invariables a lo largo del tiempo. La planificaci?n, el orden y la previsi?n eran condiciones necesarias para poder construir las stavkirker.

Estas iglesias y su compleja t?cnica de construcci?n se diseminaron y permanecieron fundamentalmente en la regi?n escandinava. Hubo tambi?n algunas construcciones similares en Gran Breta?a, pero por n?mero y durabilidad pueden considerarse pr?cticamente inexistentes. Lo cierto es que la arquitectura religiosa dominante en Europa durante el medievo fue la de piedra, la cual sustituy? gradualmente casi la totalidad de las construcciones de madera preexistentes.

P?rrafo aparte merece el gran conocimiento que era necesario poseer acerca del material de construcci?n ?madera? en lo que se refiere a tipos, durabilidad, maleabilidad, resistencia, etc. No olvidemos que estamos hablando de Noruega, con sus inviernos helados y eternos, con metros de nieve que se acumula y un fr?o mortal que se trataba de atemperar con la ?nica fuente posible de calefacci?n en aquellas ?pocas: el fuego. Claro que el fuego era tambi?n uno de los principales enemigos de la madera, cuerpo y alma de las stavkirker. La gran mayor?a de ellas desapareci? de la faz de la tierra devoradas por impactantes incendios.

Exterior e interior

Enclavadas en el coraz?n de los bosques noruegos, estas peque?as construcciones albergan casi mil a?os de historia y leyendas. Torrecillas, techos escalonados adornados con figuras indefinibles ??tal vez animales?, ?tal vez seres mitol?gicos??que sobresalen casi agresivamente de los cantos, portales con dragones tallados con incre?ble precisi?n configuran una geometr?a vertical que impresiona por su integridad y coherencia visual.

Como centros de culto que fueron, las stavkirker aunaron en su interior las creencias y cultos paganos vikingos con los de la muy organizada Iglesia Cat?lica, que a paso firme comenzaba su pol?tica de expansi?n en toda Europa. En su interior convivieron entonces los dioses escandinavos Odin y Tor con Cristo, en lo que ser?a una transici?n natural hacia el Cristianismo que termin? dominando por completo el periodo medieval.

Esparcidas a lo largo y ancho del pa?s, a la vera de rutas comerciales y senderos de peregrinos, novecientas iglesias ?o quiz? m?s? asomaban como oscuras criaturas del bosque, observando silenciosamente al viajero en su traves?a por los inh?spitos y helados parajes y bosques noruegos.

La Edad Media y el bosque

Lo que sucede cuando se visitan las stavkirker es cosa de magia o hechiceros: a medida que uno se va acercando y se adentra en su interior oscuro y pesado, se corporiza la atm?sfera de la Noruega medieval, la de hace diez siglos. Aromas de brea y madera, arcos y arcadas, cabezas de dragones y un misticismo g?tico se funden con la penumbra del bosque que la circunda.

Imagine el lector la sensaci?n que invad?a a los fieles de la ?poca cuando una vez en el interior la penetrante oscuridad, ligeramente aliviada por peque?as aberturas circulares en el techo, dominaba absolutamente todo el escenario. Lentamente y a medida que la visi?n se iba adaptando a la falta de luz, las siluetas tenues de objetos y estatuas comenzaban a emerger tenebrosamente entre las sombras. Lo primero que se advert?a era el altar, distante e impactante. Escenas de la vida de Cristo ilustraban las paredes y candelabros resplandecientes acentuaban el misticismo del ambiente forzando a los fieles a sumergirse en una atm?sfera irresistiblemente religiosa.

Las columnas interiores que sosten?an las estructura era lisas, desnudas, desprovistas de todo ornamento, lo que combinado con el interior oscuro y tenebroso, generaban la sensaci?n de estar? detenido en lo profundo del bosque.? Exterior e interior se fund?an en las stavkirker, creando una atm?sfera agobiante, pesada y temible que aniquilaba sin piedad las banalidades mundanas que osaran desafiarla.

El reino de Dios en la Tierra

Como hemos visto, las stavkirker ?si bien no segu?an estrictamente las reglas de construcci?n religiosa de la ?poca en lo que se refiere a su aspecto visual? eran al igual que el resto de las iglesias lugares de adoraci?n y oraci?n, por lo tanto deb?an respetar principios referidos a su ubicaci?n, proporciones espaciales y ornamentaci?n.

Una stavkirker no pod?a construirse en cualquier lugar, azarosamente. La zona geogr?fica en la cual se construir?a deb?a reflejar la grandeza y majestuosidad de Dios, por ello se enclavaban en geograf?as de naturaleza deslumbrante y sobrecogedora: pen?nsulas, ?reas cercanas a fiordos? ?espectaculares, colinas, etc. La dominancia de la l?nea vertical en su construcci?n acentuaba la impresi?n de estructura celestial elevada, que se plasmaba en los techos escalonados y las columnas altas y espigadas que sosten?an la estructura.

En el interior, los stav (postes) ubicados en las esquinas son esenciales y suelen acentuarse mediante decoraci?n especial. Estos cuatro postes representan los cuatro evangelios, cimiento y la base fundacional del Cristianismo. Las stavkirker son monumentos nacionales y testigos de un tiempo de cambio, de intento de unificaci?n y orden en una Europa arrasada por la divisi?n y el caos.

Adem?s del aspecto religioso, las iglesias muestran otro costado de la Historia: c?mo la arquitectura exhibe y refleja valores humanos y sociales. Su presencia nos cuenta acerca de extremas condiciones clim?ticas y de c?mo pueden construirse bellas piezas arquitect?nicas con elementos y recursos naturales y en total armon?a con las complejidades e irregularidades del terreno.

Las stavkirker son, adem?s,? expresi?n material de la necesidad humana de encontrar un refugio seguro, al amparo de Dios, en un mundo que se cre?a constantentmente amenazado por la presencia escalofriante de dragones, espectros, trolls? y dem?s criaturas oscuras y tenebrosas.

Dos maneras de aprender

Hay, b?sicamente, dos maneras de aprender. La primera es aprender practicando – repitiendo- hasta dominar la habilidad que uno se ha propuesto o debe aprender. As? uno aprende a resolver c?lculos matem?ticos, jugar al tenis, tocar el piano o leer las notas de una partitura musical. Pr?ctica y repetici?n que cuando se suman a una gran dosis talento innato, suelen conducir a la perfecci?n. Hasta aqu?, nada demasiado novedoso.

Hay otra forma de aprender que no suele ser tan conocida, ni estimulada, ni practicada.? Es el aprendizaje del fracaso. O para decirlo de otro modo, la pr?ctica del fracaso y lo que uno aprende de ella. Se trata de probar una idea tras otra hasta que encuentre una que funcione. De crear algo original que fracasa una y otra vez hasta que logra el ?xito; de buscar donde nadie antes ha buscado para encontrar lo que nadie antes ha encontrado. Cada obra que admiramos es el resultado de innumerables intentos fallidos; de fracasos consecutivos.

Para terminar, propongo un ejercicio de imaginaci?n en forma de utop?a pedag?gica: ?qu? pasar?a si las escuelas estimularan deliberadamente una actitud positiva de los estudiantes hacia el fracaso? Vale la pena pensarlo, ?no?

Los zulúes y el verde

Se dice que en el idioma de los zul?es, grupo ?tnico que habita en Sud?frica, existen 39 palabras para denominar el color verde. S?, exactamente como se lee: 39 palabras para nombrar el verde. Me acuerdo de un libro que le? hace un tiempo en el que el autor le preguntaba a un habitante zul? c?mo era posible tener tantas palabras para un mismo color. Tras unos segundos de reflexi?n, el zul? levant? una hoja del suelo y respondi? con otra pregunta: ??Qu? color es ?ste?? El autor respondi? sin dudar: ?verde?. Un sol fuerte resplandec?a hasta que de repente una nube se interpuso y nubl? parcialmente el cielo. El habitante zul? pregunt? entonces: ??De qu? color es la hoja ahora?? La respuesta fue, l?gicamente, ?verde?. El zul? pregunt?: ??Es el mismo verde de reci?n??. ?No, no era el mismo. Por esa raz?n existen dos palabras diferentes para denominar el verde ?a la sombra? y el verde ?al sol?. La explicaci?n sigui?. Tom? de nuevo la hoja, la sumergi? en agua y pregunt?: ??Es el mismo verde?? No, el verde hab?a cambiado por la acci?n del agua y correspond?a por lo tanto, una palabra especial para denominar lo que ser?a ?verde mojado?. Luego camin? unos veinte metros y levantando la hoja pregunt?: ??Ha cambiado el verde a la distancia??. Claro que hab?a cambiado y el idioma zul? tiene por supuesto una palabra para nombrar ?verde a la distancia?. As? el autor se enter? de que en el idioma zul? hab?a palabras espec?ficas para indicar el verde de las hojas, de los cocodrilos, de los troncos de los ?rboles, de los arbustos, etc.

Un ejemplo simp?tico, gr?fico y colorido que demuestra que las palabras pueden ser, adem?s de muchas otras cosas, herramientas b?sicas de orientaci?n y supervivencia en la interacci?n del hombre y su entorno.

?Qué podemos hacer con la realidad?

Ayn Rand, fil?sofa, guionista de Hollywood y escritora rusa exiliada en USA durante la revoluci?n bolchevique escribi?:

?Podemos ignorar la realidad, lo que no podemos es ignorar las consecuencias de ignorar la realidad?.

La frase se modific? levemente a lo largo de los a?os resultando en versiones sutilmente diferentes:

?Podemos evadir la realidad, lo que no podemos es evadir las consecuencias de evadir la realidad?.

?Podemos negar la realidad, lo que no podemos es negar las consecuencias de negar la realidad?.

Uno puede sustituir los verbos por otros y crear m?s versiones: ?Podemos distorsionar/cambiar/jugar con/inventar/minimizar/silenciar/etc./ la realidad, lo que no podemos?? Lo cierto es que los cambios no son m?s que variaciones sobre un mismo tema. La verdad es que no sirve de mucho querer domesticar la realidad de acuerdo a nuestras conveniencias, necesidades o deseos. Tarde o temprano -en general m?s temprano que tarde- de golpe y a los golpes, nos avisa que quien manda es ella y se encarga de poner las cosas en su lugar. En ese momento nos damos cuenta de que no tenemos m?s remedio que agachar la cabeza y aceptar, obedientes, su poder?o incuestionable.

 

Disrupción, innovación, la espada y la Smith & Wesson de Indiana Jones

 

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Aunque suenen parecidas y sean las estrellas indiscutidas del universo Silicon Valley, disrupci?n e innovaci?n no son la misma cosa. A continuaci?n, un par de ejemplos que pueden ayudar a aclarar la diferencia.

Durante siglos la espada fue el arma principal de combate del hombre. Las primeras espadas de bronce eran letalmente afiladas, pero, dada la d?bil resistencia a la tracci?n del bronce, deb?an ser de longitud limitada.? La innovaci?n y desarrollo del acero y de otras aleaciones m?s resistentes, permitieron que las espadas crecieran en longitud, ancho, e importancia social: los espadachines m?s habilidosos se convirtieron en defensores de reinos y reyes, y la espada se transform? en s?mbolo de libertad y fuerza. Podemos decir que en este caso, ?innovaci?n? ser?a cada uno de los cambios y mejoras relativos a los materiales de fabricaci?n de la espada y a la evoluci?n de las t?cnicas de uso y manejo. En una palabra, la innovaci?n es cambio en sentido constructivo. Innovar es mejorar.

La disrupci?n es diferente. En la ya cl?sica pel?cula de aventuras ?Indiana Jones y los cazadores del arca perdida? hay una escena (ya cl?sica tambi?n) que magistralmente ilustra c?mo funciona la disrupci?n. Cuando Indiana Jones es desafiado por un ?rabe que revolea aparatosa y diestramente una espada maciza para amedrentarlo, Indiana, relajado, saca su pistola Smith & Wesson de la funda, le apunta y bang! asunto terminado.

Un producto, objeto, proceso, obra de arte, hecho o idea es disruptivo cuando aparece y transforma completamente la manera en que el mundo funciona. Para bien o para mal, modifica el curso de la historia.

La invenci?n e irrupci?n del arma de fuego (resultado de la invenci?n de la p?lvora) volvi? obsoleta la espada y cambi? al mundo de manera dr?stica. Eso es, en esencia, disrupci?n.

¿Qué es ‘ser auténtico’?

?Mi principal virtud es ser aut?ntico/a?, suelen repetir famosos y famosas nacionales e internacionales cuando se les pregunta sobre virtudes y defectos personales. Lo curioso es que tambi?n hay gente que considera la autenticidad como un problema o un defecto, entonces ante la misma pregunta responden: ?mi principal problema es que soy muy aut?ntico? a lo que le suelen agregar ?y demasiado frontal? o ?directo? o ?voy siempre a frente? u otras frases de honestidad y frontalidad por el estilo. ?Ante la evidente ambig?edad sem?ntica del t?rmino, cabe la pregunta ?Qu? es en realidad ?ser aut?ntico??

Hacer y decir lo primero que a uno se lo ocurra, sin filtros y sin consideraci?n alguna sobre las consecuencias que pueda generar, puede ser para algunos una manera de ser aut?nticos. Para otros, es simplemente irresponsabilidad o lisa y llanamente, estupidez.? O sea, la autenticidad como impulsividad irrefrenable, no suele ser en general una actitud de vida fruct?fera. M?s bien, todo lo contrario.

Prefiero asociar la idea de ?ser aut?ntico? a ser consistente y congruente. Actuar de la misma manera en p?blico y en privado. Dir?a que alguien es aut?ntico cuando alinea acci?n con pensamiento y palabra y es y hace lo que dice y promete ser y hacer. Ser aut?ntico tiene mucho que ver con integridad: quien es aut?ntico es tambi?n ?ntegro. Una sola pieza s?lida y confiable.

Alguien aut?ntico no defrauda porque cuando debe admitir que se equivoc?, lo hace sin vueltas y sin excusas. ?Me parece que son aut?nticos quienes marchan por la vida sin m?scaras de ocasi?n; simplemente no las necesitan. Ser aut?ntico tiene que ver con cierta fortaleza de saberse humano e imperfecto y, con toda honestidad, reconocerlo.

Creo, en fin, que la autenticidad se nota o si se quiere, lo que se nota es la falta de ella o los esfuerzos forzados por aparentarla y exagerarla. ?La autenticidad que no es tal se siente, se percibe, se ve y causa la misma impresi?n que una planta de pl?stico con un poco de tierra h?meda en la maceta que la contiene: un embuste bastante burdo que se revela?f?cil ante la primera mirada atenta.

 

 

Placer y felicidad: tan parecidos, tan diferentes

El placer y la felicidad se parecen tanto que muchas veces los confundimos, nos confundimos y no somos capaces de notar la diferencia. Creemos que son sustitutos, diferentes formas de conseguir lo mismo. Pero no lo son. Al corto plazo la l?nea divisoria entre uno y otros aparece borrosa, se hace dif?cil distinguirlos, pero al largo plazo las diferencias saltan a la vista. Porque la realidad es que placer y felicidad son pr?cticamente polos opuestos. Veamos por qu?.

El placer es cortoplacista, se consume r?pido y f?cil. Como todo objeto de f?cil consumo, es adictivo y como ocurre con toda adicci?n el efecto que produce – o sea la sensaci?n de placer- disminuye con el paso del tiempo. Y se necesita m?s: m?s cantidad, m?s intensidad, m?s frecuencia para obtener el mismo resultado placentero. El placer se toma, no se da. El placer es ef?mero y ego?sta.

La felicidad es a largo plazo, y requiere esfuerzo para construirla porque, a diferencia del placer, la felicidad es una construcci?n deliberada y paciente, que se desarrolla en peque?os pasos y cuyos efectos no se esfuman al instante. Son duraderos y estimulan nuestras mejores propiedades. La felicidad no es ego?sta. Es generosa, nos incentiva a dar y no s?lo a tomar.

Los vendedores venden placer y los compradores, a veces desprevenidos, creen estar comprando felicidad. Promesas de dinero f?cil, juegos de azar, trash-food, una buena parte del contenido y actos de las redes sociales funcionan como veh?culos de placer, pero los consumidores se enga?an y adquieren ilusiones de una felicidad que nunca llega. Desorientados por la fugacidad de los efectos, redoblan la dosis de consumo para descubrir una y otra vez que la cosa definitivamente no funciona. No dura. No llena. El vac?o que deja el placer cuando se disipa, se intensifica con cada nueva experiencia.

Por otro lado, la felicidad es dif?cil de comprar. Requiere paciencia, planificaci?n y confianza. Lo m?s probable es que la encontremos como resultado de una serie madura y consciente de opciones, la mayor?a de las cuales tienen que ver con evitar el corto plazo, con buscar conexi?n con otros y con uno mismo, con una actitud generosa. La felicidad est? tambi?n en las peque?as cosas, como canta Serrat. Aunque esto suene a clich?, es bastante cierto; la felicidad y los momentos que en retrospectiva consideramos felices, generalmente est?n ligados a peque?as alegr?as cotidianas o a metas conseguidas luego de sostenidos y trabajosos esfuerzos.

La felicidad es un camino constante, sinuoso, complejo en algunos tramos, pero a medida que se avanza, construye. Construye y fortifica nuestra capacidad interior para sentir con plenitud el efecto de simples est?mulos externos, como por ejemplo: el aroma de una flor, una canci?n, el sabor de una comida.

El placer es un atajo. El problema con los atajos es que no siempre conducen al destino que uno espera o planea y con frecuencia, nos hacen perder el rumbo.

Podemos elegir la proporci?n de felicidad o de placer que queremos darle a nuestra vida. De nosotros depende. Es una buena noticia.

Estoicismo: sentido común, resiliencia y Felicidad

StoicosResiliencia. Fortaleza mental. Pensamiento positivo. Palabras muy de moda en estos d?as cuya historia se remonta a a?os atr?s o mejor dicho, a siglos o mejor dicho a?n, a milenios atr?s. Efectivamente, hace 2000 a?os, los fil?sofos estoicos proclamaban y viv?an de acuerdo con ciertos principios que hoy consideramos modernos.? De hecho, una herramienta psicol?gica muy utilizada actualmente es la ?terapia cognitiva conductual? que se basa justamente en? el estoicismo! Veamos un poco de qu? se trata.

El estoicismo proporciona una rica urdimbre de estrategias y t?cnicas para desarrollar la resiliencia psicol?gica. ?En cierto sentido, el estoicismo antiguo fue el predecesor directo de todas las corrientes y m?todos de autoayuda moderna. Las ideas y t?cnicas de los antiguos estoicos han inspirado muchos enfoques actuales tanto para el desarrollo personal como para la terapia psicol?gica. En general, se acepta que la psicoterapia moderna que m?s se asemeja a los ?remedios? estoicos antiguos para los problemas emocionales es, como se dijo, la terapia cognitiva conductual (TCC) y su precursora la terapia racional emotiva conductual (TREC). Ambos m?todos se enfocan en resolver problemas emocionales y conductuales mediante un modelo de intervenci?n activo-directivo, filos?fico y emp?rico.

Volviendo al estoicismo, mucha gente piensa que esta palabra tiene que ver con conductas mec?nicas o rob?ticas, en las que las emociones brillan por su ausencia. Nada m?s alejado de la realidad. Los estoicos ten?an excelentes herramientas para ayudar a combatir los sentimientos negativos y estimular as? comportamientos positivos. M?todo acertado, por cierto. En?general, cuando los estados emocionales negativos se tratan eficazmente, uno tiene m?s tiempo para dedicarse a los sentimientos positivos. Y cuanto m?s tiempo le dedicamos a los sentimientos positivos, m?s aumenta nuestra capacidad de resiliencia, es decir nuestra capacidad de recuperarnos frente a las adversidades para seguir proyectando el futuro.? L?gica estoica pura.

Veamos algunos principios b?sicos que estos se?ores con t?nica andaban diseminando por la Acr?polis y alrededores hace unos 2000 a?os atr?s.

  1. ?Las personas no se afligen o perturban por los acontecimientos, sino m?s bien por sus juicios sobre los acontecimientos». No es divertido que te despidan del trabajo; pero si gracias a ello conseguiste un trabajo mucho mejor, no suena tan dram?tico, ?cierto? La lluvia no nos pone tristes; son nuestros sentimientos hacia la lluvia los que nos hacen poner tristes.

2. ?Es fundamental saber distinguir entre lo que puedes controlar y lo que no puedes?. Y para los estoicos, lo ?nico que realmente se puede controlar son los propios pensamientos. No se puede controlar a otras personas, ni a la naturaleza, ni siquiera al propio cuerpo. Dec?an los griegos sabios: ?Cuando te sientes frustrado por algo que no puedes controlar (o sea la mayor?a de las cosas) est?s fingiendo que eres Dios. Sientes que debes tener poder sobre algo y como en verdad no lo tienes, te enfadas, te frustras o te sientes triste?. Las cosas son como son y no como querr?amos que fueran o como seg?n nuestra opini?n, deber?an ser. ?Aceptar esta verdad no significa resignarse.? Por el contrario, significa estar mejor preparado para enfrentar las situaciones adversas que se presentan en la vida.

3. ?Cuando aceptamos que ning?n acontecimiento est? 100% bajo nuestro control, aceptamos tambi?n que la responsabilidad por lo que sucede no es 100% nuestra?. Esto no es una excusa para echarse al abandono y a la inacci?n. No, porque aunque no controlemos los resultados, s? manejamos y dirigimos?el?proceso.?Decir ?voy a aprobar el examen con 10? es un enga?o; decir ?voy a estudiar todo lo que pueda para tener la mejor nota posible? es un proceso que depende de nosotros, que est? en nuestras manos.

Si usted piensa que puede controlar los resultados, la realidad tarde o temprano, le va a dar un tremendo bofet?n en la cara dej?ndole bien en claro qui?n manda. ?Las consecuencias del bofet?n ya las habr? vivido alguna vez: usted se enoja consigo mismo y con el mundo y en alg?n momento querr? darse por vencido.

Conc?ntrese en lo que puede controlar: el proceso. Simple y sencillo: haga todo lo que pueda. Si el destino lo permite, las cosas saldr?n bien. Si no, no hab?a nada que hacer, no estaba bajo su control.

En palabras del gran estoico, S?neca:??En resumen, el hombre sabio considera el prop?sito de todas sus acciones sabiendo que no siempre puede prever sus consecuencias. Los comienzos est?n en nuestro poder, pero la Fortuna juzga el resultado. Lamentablemente, no hay nada que podamos hacer al respecto?.

Cambios y mutaciones fisicoquímicas en la era del streaming

estados-de-la-materia‘Cambia todo cambia’, dice la canci?n. Es cierto. El cambio es inevitable. Todo cambia, aunque gran parte de las mutaciones sean imperceptibles al ojo humano. ?Las monta?as m?s grandes y altas se desgastan a paso lento pero constante; las especies animales y vegetales del planeta est?n mutando hacia algo diferente en ultra slow motion. Inclusive el poder?o lum?nico absoluto del astro rey se desvanece irreversiblemente en la V?a L?ctea. Eso s?, lo hace a ritmo astron?mico que poco y nada tiene que ver con nuestros modest?simos tiempos humanos. Igual, aunque no lo notemos, el proceso de extinci?n est? en marcha. ?Nuestra biolog?a y cultura mutan todo el tiempo.

En la actualidad, la tecnolog?a forma parte del n?cleo de cada cambio significativo que nos sucede en la vida. La tecnolog?a es hoy el factor acelerador de cambios de la humanidad. Gracias a la tecnolog?a todo lo que hacemos est? en permanente proceso. La materia cambia de estado. Lo s?lido se vuelve l?quido y fluye. Todo fluye. Los productos se vuelven servicios, procesos, flujos, streaming.?Es una?corriente continua que fluye sin interrupci?n, explica Wikipedia sobre el?streaming.??Es la tecnolog?a que nos permite ver un archivo de audio o video directamente desde internet en una p?gina o aplicaci?n m?vil sin descargarlo previamente a nuestro dispositivo. Lo visualizamos a medida que se va descargando a la PC, Tableta o Smartphone. Netflix es la expresi?n streaming de los soportes f?sicos de video de anta?o (VHS y DVDs) y Spotify es el equivalente de los antiguos soportes de audio (casettes y CDs). Las transmisiones streaming no se coleccionan en piezas s?lidas ni se almacenan en la computadora. Fluyen como las corrientes de agua de los r?os.

Dijimos antes que en este mundo actual de procesos y mutaciones tecnol?gicamante aceleradas, los productos se vuelven servicios. Vemos el ejemplo del auto. El auto ya no es solamente un veh?culo f?sico; es un servicio de transporte que nos lleva de A a B en un tiempo X. ?Como tal, se puede reemplazar por otro servicio que tambi?n nos transporte de A a B en un tiempo X o inclusive menor que X; bicicleta, tranv?a, caminata, Uber? no importa qu?. Cada uno elegir? la forma que le parezca y convenga.

Alguien dijo que el invento m?s importante de los ?ltimos 200 a?os no ha sido ni una herramienta, ni un instrumento, ni un objeto f?sico. La invenci?n m?s importante ha sido el proceso cient?fico usado principalmente en la producci?n de conocimiento en las ciencias. Una vez que se cre? el m?todo cient?fico -el proceso-, se pudieron crear miles de objetos y productos que revolucionaron y transformaron al mundo.

En esta era de cambios y mutaciones, los procesos l?quidos han desplazado a los productos s?lidos. Todo cambia. Todo fluye. La materia cambia de estado todo el tiempo. Fisicoqu?mica pura y simple.

Es la termodinámica, estúpido

 

termodinamica-1Los economistas convencionales tienen un problema: no reconocen que?las
leyes de la termodin?mica gobiernan toda la actividad econ?mica.

La primera y segunda ley establecen, respectivamente, ?que el contenido total de energ?a del universo es constante y que la entrop?a total est? en permanente aumento. La primera ley, la ley de conservaci?n, postula que la energ?a no puede ni ser creada ni destruida; que la cantidad de energ?a ha permanecido igual desde la creaci?n del universo y seguir? siendo la misma hasta el final de los tiempos. La cuesti?n es que si bien la cantidad se mantiene invariable, lo que cambia todo el tiempo es la forma y lo hace solamente en una direcci?n: de disponible a no disponible. Aqu? es donde entra en juego la segunda ley de la termodin?mica. Seg?n la segunda ley, la energ?a fluye siempre de caliente a fr?a, de concentrada a dispersa, de ordenada a desordenada. Por ejemplo, si se quema un trozo de carb?n, la suma total de la energ?a permanece constante, pero se dispersa en la atm?sfera en forma de di?xido de carbono, di?xido de azufre y otros gases.? La energ?a no se pierde, pero se dispersa, se ?desordena? y ya no es capaz de realizar un trabajo ?til. Los f?sicos se refieren a la energ?a dispersa -e in?til- como entrop?a.

Toda la actividad econ?mica proviene del aprovechamiento de la energ?a disponible en la naturaleza – en forma material, l?quida o gaseosa – y su conversi?n en bienes y servicios. En cada etapa del proceso de producci?n, almacenamiento y distribuci?n, la energ?a se utiliza para transformar los recursos de la naturaleza en bienes y servicios terminados. Cualquiera que sea el tipo de energ?a que est? incorporada en el producto o servicio es utilizada al mover la actividad econ?mica a lo largo de la cadena de valor. Eventualmente, los bienes que producimos se consumen, se desechan y reciclan de nuevo a la naturaleza pero a costa de una determinada cantidad de energ?a que no se volver? a recuperar. La entrop?a no perdona.

Los cient?ficos se?alan que en lo que respecta a la actividad econ?mica, no existe nunca una ganancia neta sino una p?rdida de energ?a disponible en el proceso de convertir los recursos de la naturaleza en valor econ?mico. La gran pregunta es: ?cu?ndo nos llegar? la factura de la energ?a que se ha ido dispersando a lo largo del tiempo y que no podremos nunca m?s utilizar?

La cuenta gigante a pagar generada por la primera y segunda revoluci?n industrial ha llegado. La acumulaci?n de las emisiones de di?xido de carbono en la atm?sfera generada por la quema de cantidades masivas de combustibles f?siles, ha dado lugar al cambio clim?tico y a la destrucci?n masiva de la biosfera de la Tierra, poniendo en crisis el modelo econ?mico existente.

La econom?a en general, tiene que aceptar el hecho de que la actividad econ?mica est? condicionada por las leyes de la termodin?mica. Y ya se sabe, nada ni nadie escapa a su rigor implacable.

Texto inspirado en un ensayo de Jeremy Rifkin