La mediocridad y el problema del pescado podrido

fish?El problema del pescado podrido? es una genial met?fora del gur? del marketing Seth?Godin para explicar la din?mica de la mediocridad.? Seth explica lo siguiente:

Imaginemos un mercado de productos frescos dentro del cual se encuentra entre otros, un puesto de venta de pescados. El primer d?a, todos los pescados del puesto son frescos. Algunos se venden, otros no. Al segundo d?a, el pescado vendido se reemplaza por pescado nuevo y fresco, mientras que el que no se vendi? sigue ah? y como es de esperar, no luce tan atractivo como los productos nuevos. Al tercer d?a, el pescado no vendido muestra claros signos que revelan su mal estado y por supuesto nadie lo compra. En este punto, el efecto del pescado podrido (o casi) afecta negativamente a toda la mercader?a en general.? La gente mira y pasa de largo sin comprar.? El negocio no funciona y el due?o del puesto se va quedando sin recursos para afrontar la compra de pescado fresco. Llega un punto en el que ni siquiera puede reemplazar lo poco?que ha?vendido. ?El negocio se encamina al desastre.

?Qu? deber?a haber hecho el due?o? Al segundo d?a deber?a haber tirado el pescado no vendido. Es bastante obvio, pero dif?cil de llevar a la pr?ctica. ?Por qu?? Porque prefiri? la opci?n f?cil que fue bajar los est?ndares de toda la mercader?a y ver si pod?a zafar. As? m?s o menos funciona la mediocridad en todas las ?reas de la vida. Antes que tomar el camino obvio pero complicado, preferimos bajar los est?ndares de la vida y ver qu? pasa. En una de esas, pensamos, podemos zafar. Y as?, zafando, nos encaminamos hacia una vida de est?ndares reducidos. ?Eso es exactamente la mediocridad.

Las brujas de Macbeth

Macbeth4Tuve la oportunidad de analizar la tragedia de Macbeth en un curso sobre Shakespeare de la Universidad de Oxford. M?s all? de la historia inquietante de ambici?n y locura y de los potentes personajes de Macbeth y Lady Macbeth (sin duda inspiradores de la pareja presidencial de House of Cards), lo que m?s me atrajo de la obra fue el rol de las tres brujas que aparecen al comienzo. Son estas tres brujas (?Hermanas fat?dicas? seg?n la traducci?n) las que le revelan a Macbeth, un valiente general escoc?s, la profec?a que finalmente lo llevar? derecho a la desgracia: le vaticinan que se convertir? en rey de Escocia. El vaticinio se cumple (?o es?Macbeth quien se encarga de hacerlo cumplir?), pero las consecuencias para ?l y para varios de los que lo rodean, ser?n catastr?ficas.

Son varias las preguntas que la tragedia de Shakespeare despierta: ?qu? influencia tuvo la profec?a de las brujas en el destino de Macbeth? ?Podr?a haber elegido otro destino o simplemente estaba predeterminado y nada pod?a hacer para cambiarlo? ??Se trata tal vez de un caso de profec?a autocumplida? ?El general escoc?s us? la?fat?dica predicci?n (inconscientemente tal vez) para justificar las perversas acciones que lo conducir?an al trono? No hay que olvidar la poderosa influencia de la ambiciosa y manipuladora Lady Macbeth en esta historia. Pero ese es otro tema ?apasionante por cierto- que amerita un post aparte.

Lo genial de la obra y de la manera en que Shakespeare la desarrolla, es que uno no obtiene una respuesta ?nica y categ?rica. Todas las explicaciones, desde las esot?ricas hasta las psicol?gicas y racionales, parecen encuadrar a la perfecci?n en el universo de Macbeth. Un universo de l?mites difusos. Sentimientos tan humanos como la debilidad y la ambici?n se mezclan con elementos sobrenaturales de existencia real o imaginaria, qui?n sabe. Nada se sabe con certeza.

Shakespeare y sus brujas provocan preguntas y dudas sobre temas universales y atemporales (por esa raz?n Shakespeare es Shakespeare): la lucha del bien y el mal; realidad vs. percepci?n distorsionada de la realidad; libre albedr?o vs. destino; ambici?n, poder, locura y muerte. Preguntas y dudas eternas, existenciales y humanas que parecen no tener respuestas. No las encontr? el pobre general escoc?s devenido rey de Escocia y, como se sabe, todo termin? en tragedia.

?El orden nos hace felices?

life in order 1

El soci?logo franc?s Jean Claude Kauffman en su libro Le C?ur ? l?ouvrage (traducci?n aproximada: ?Trabajar/hacer algo con pasi?n?) afirma que la humanidad dio un paso decisivo el d?a en que el hombre de Neanderthal decidi? que el lugar de las osamentas y restos de comida se encontraba fuera de su refugio. Un gesto en apariencia menor que sin embargo constituy? un gran avance en la conformaci?n de la arquitectura del cerebro humano. ?El hecho de ubicar la basura fuera de la vivienda es en definitiva un momento fundacional de la civilizaci?n humana. Somos humanos porque entre otras cosas, contamos con la capacidad de ordenar, separar y organizar.

El ?xito actual de ventas del libro La magia del orden de la japonesa Marie Kondo revela que el orden es un tema central en nuestra estructura humana y social. M?s all? del m?todo concreto y pr?ctico que Kondo recomienda para desembarazarse de objetos innecesarios, lo interesante del libro es que la autora relaciona el orden con la noci?n de felicidad.? La idea es simple. Sugiere que al momento de ordenar amontonemos las cosas de un determinado lugar (de la habitaci?n, por ejemplo), tomemos una de esas cosas y nos preguntemos: ?este objeto me produce alegr?a? Aconseja no pensar demasiado la respuesta.? Por ejemplo, tomamos una camisa y nos hacemos la pregunta, si la respuesta es ?s??, la guardamos. Si en cambio dudamos o pensamos demasiado, la donamos.? ?Por qu?? Porque esa camisa no nos despierta ni alegr?a ni placer; tal vez alg?n sentimiento de culpa (?la pagu? cara? o ?deber?a haberla usado m?s?). La teor?a de Kondo es que si privilegiamos estos sentimientos culposos, terminamos amontonando objetos sin valor personal que no solamente no usaremos jam?s, sino que adem?s al no donarlos, privamos a alguien que realmente los necesita, de tenerlos. Una acci?n in?til y ego?sta.

Es cierto, a veces nos resulta complicado deshacernos de ciertas cosas. El problema no es la cosa en s? misma, sino lo que representa: alg?n momento feliz del pasado. Conservar el objeto es un intento de preservar las emociones asociadas a ?l, o visto de otra manera, un intento de mantener vivo el pasado en el momento presente. ?Pero si nos hacemos la pregunta ?m?gica? de Kondo y la respuesta es ?no, nos despierta ninguna alegr?a?, deber?amos donarlo. La reacci?n post desprendimiento suele ser de alivio al sentir que finalmente nos hemos liberado de paralizantes ataduras del pasado.

Dos conclusiones/reflexiones:

  1. Como el hombre de Neanderthal, necesitamos desembarazarnos de nuestras ?osamentas? y restos, sacarlos de nuestro refugio, para ordenar no solamente nuestro h?bitat sino tambi?n la existencia.
  2. ?Necesita ordenar? Intente la pregunta simple y estrat?gica de Marie Kondo: ?Esto (lo que sea), ?me produce alegr?a??. Y ya que estamos, ?por qu? no hacerse la misma pregunta en todos los aspectos y situaciones de la vida? Si la respuesta es ?no?, ya sabe lo que tiene que hacer.

 

 

?El pez grande se come al chico? No siempre

remora 2La peque?a r?mora es un pez ?de estructura y comportamiento particulares. Tiene ventosas en la cabeza, lo que le permite adherirse al cuerpo de peces mayores como el tibur?n.?A causa de esta particularidad, la r?mora gana movilidad, protecci?n y ampl?a adem?s sus posibilidades de conseguir alimento. Porque aparte de la alimentaci?n ocasional que pueda conseguir, este curioso pececillo se alimenta de los peque?os crust?ceos y dem?s par?sitos que viven adheridos a la piel del tibur?n y tambi?n de los restos de comida que caen de la boca del pez mayor. Por otro lado, tiene protecci?n asegurada: es poco probable que a alg?n depredador se le ocurra atacar a una r?mora que se desplaza en compa??a de un tibur?n. Pero no solamente la r?mora obtiene beneficios de esta relaci?n. El poderoso tibur?n se mantiene limpio y libre de par?sitos gracias?a la?acci?n depuradora de su?modesto hu?sped.

Interesante relaci?n animal que despierta reflexiones aplicables a la vida humana. Por ejemplo, c?mo una relaci?n dispar de fuerzas puede funcionar arm?nicamente, siempre y cuando ambas partes puedan obtener claras ventajas de esa relaci?n. El poderoso no siempre se devora (literal o metaf?ricamente) al m?s d?bil. Como la r?mora y el tibur?n nos demuestran, la cooperaci?n basada en beneficios mutuos es perfectamente posible.

 

Kintsugi: el arte y técnica de destacar roturas y reparaciones

kintsugi2Pregunta: ?qu? hacemos cuando un jarr?n de cer?mica se nos cae al piso y se?despedaza en m?s o menos numerosos fragmentos? En general optamos?por tirarlo a la basura o, si los fragmentos nos son tantos, juntamos las partes y tratamos de unirlas prolijamente con alg?n pegamento transparente con el objetivo de ocultar las reparaciones.

La t?cnica del Kintsugi sostiene una perspectiva diferente sobre las roturas y reparaciones de objetos. Estrictamente hablando el Kintsugi es una antigua t?cnica japonesa de reparaci?n de objetos de cer?mica.? Lo interesante y particular de este m?todo es que en vez de tratar de disimular las roturas y arreglos, el Kintsugi los destaca, los hace visibles mediante colores y materiales que se diferencian marcadamente de los originales. ?Por qu?? Porque esta t?cnica (que es tambi?n una filosof?a de vida) sostiene que tanto la acci?n que provoc??la fractura?del jarr?n, como?la fractura?misma son parte de la historia del objeto, ergo no deben ocultarse. Al contrario, dice el Kintsugi, deben mostrarse como debe mostrarse tambi?n la complejidad de la reparaci?n y la imperfecci?n que resulta de ella ya que todos estos factores transforman est?ticamente la pieza reparada. La embellecen, le agregan valor, la enriquecen. En una palabra: la hacen ?nica e irremplazable.

Interesante, ?no? El Kintsugi en su dimensi?n filos?fica valora la?singularidad del objeto y del individuo. Podemos decir que destaca imperfecciones y trasformaciones, heridas y cicatrices que nos va dejando la vida. No hay nada que ocultar ni disimular. Todo forma parte de nuestra historia y sirve para testificar nuestro fugaz paso por el mundo. Es eso justamente lo que nos hace ?nicos, imperfectos e irremplazables.