Los economistas convencionales tienen un problema: no reconocen que?las
leyes de la termodin?mica gobiernan toda la actividad econ?mica.
La primera y segunda ley establecen, respectivamente, ?que el contenido total de energ?a del universo es constante y que la entrop?a total est? en permanente aumento. La primera ley, la ley de conservaci?n, postula que la energ?a no puede ni ser creada ni destruida; que la cantidad de energ?a ha permanecido igual desde la creaci?n del universo y seguir? siendo la misma hasta el final de los tiempos. La cuesti?n es que si bien la cantidad se mantiene invariable, lo que cambia todo el tiempo es la forma y lo hace solamente en una direcci?n: de disponible a no disponible. Aqu? es donde entra en juego la segunda ley de la termodin?mica. Seg?n la segunda ley, la energ?a fluye siempre de caliente a fr?a, de concentrada a dispersa, de ordenada a desordenada. Por ejemplo, si se quema un trozo de carb?n, la suma total de la energ?a permanece constante, pero se dispersa en la atm?sfera en forma de di?xido de carbono, di?xido de azufre y otros gases.? La energ?a no se pierde, pero se dispersa, se ?desordena? y ya no es capaz de realizar un trabajo ?til. Los f?sicos se refieren a la energ?a dispersa -e in?til- como entrop?a.
Toda la actividad econ?mica proviene del aprovechamiento de la energ?a disponible en la naturaleza – en forma material, l?quida o gaseosa – y su conversi?n en bienes y servicios. En cada etapa del proceso de producci?n, almacenamiento y distribuci?n, la energ?a se utiliza para transformar los recursos de la naturaleza en bienes y servicios terminados. Cualquiera que sea el tipo de energ?a que est? incorporada en el producto o servicio es utilizada al mover la actividad econ?mica a lo largo de la cadena de valor. Eventualmente, los bienes que producimos se consumen, se desechan y reciclan de nuevo a la naturaleza pero a costa de una determinada cantidad de energ?a que no se volver? a recuperar. La entrop?a no perdona.
Los cient?ficos se?alan que en lo que respecta a la actividad econ?mica, no existe nunca una ganancia neta sino una p?rdida de energ?a disponible en el proceso de convertir los recursos de la naturaleza en valor econ?mico. La gran pregunta es: ?cu?ndo nos llegar? la factura de la energ?a que se ha ido dispersando a lo largo del tiempo y que no podremos nunca m?s utilizar?
La cuenta gigante a pagar generada por la primera y segunda revoluci?n industrial ha llegado. La acumulaci?n de las emisiones de di?xido de carbono en la atm?sfera generada por la quema de cantidades masivas de combustibles f?siles, ha dado lugar al cambio clim?tico y a la destrucci?n masiva de la biosfera de la Tierra, poniendo en crisis el modelo econ?mico existente.
La econom?a en general, tiene que aceptar el hecho de que la actividad econ?mica est? condicionada por las leyes de la termodin?mica. Y ya se sabe, nada ni nadie escapa a su rigor implacable.
Texto inspirado en un ensayo de Jeremy Rifkin