La vía negativa: quitar para agregar o quitar para liberar o ‘less is more’

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Dicen que para Miguel ?ngel esculpir el David fue una tarea bastante sencilla: extrajo del enorme bloque de m?rmol todo lo que no fuera David y voil?! el coloso de piedra emergi? con la inmensa potencia propia de las obras maestras universales y atemporales. Visto as?, la t?cnica de esculpir consiste simplemente en retirar del bloque de piedra todo lo que no es necesario. F?cil, ?no?

El m?todo de quitar todo lo que no sea relevante o de eliminar lo superfluo para llegar al prop?sito ?ltimo se lo conoce como v?a negativa. Los pensadores griegos, romanos y medievales, utilizaban la v?a negativa para aproximarse a la idea de Dios.? Definir ?Dios? era complicado para los te?logos; se entiende, no es f?cil saber qu? es Dios. Pero saber qu? no es Dios, no es tan dif?cil. ?Todos sabemos lo que no es Dios?, pensaban con raz?n los te?logos del mundo antiguo y medieval.

Apliquemos el razonamiento a nuestra vida actual y contempor?nea. Por ejemplo, es dif?cil saber c?mo se llega al ?xito o qu? hay que hacer para conseguirlo. Pero todos m?s o menos sabemos lo que no hay que hacer, las conductas y acciones que lo que lo impiden o directamente lo destruyen. ?Eliminando estos comportamientos de la vida, es posible que nos aproximemos a lo que estamos buscando.

De eso se trata justamente la v?a negativa: eliminar el ruido, lo que sobra, lo que est? de m?s, lo innecesario, para que la verdad, la belleza, el ideal o el potencial aflore. Est? ah?, s?lo hay que buscarlo y liberarlo.

?Vi el ?ngel en el m?rmol y tall? hasta dejarlo en libertad», dicen que dijo Miguel ?ngel cuando le preguntaron sobre la escultura que acababa de esculpir. O el ?ngel que acababa de liberar.

Uno y dos

Viktor Klemperer fue un escritor e intelectual jud?o- alem?n sobreviviente del nazismo y autor de ?LTI. La lengua del Tercer Reich. Apuntes de un fil?logo?, brillante cr?tica de la lengua del Tercer Reich que constituye a su vez la principal referencia de toda reflexi?n acerca del lenguaje totalitario.

Dec?a Viktor Klemperer que el totalitarismo se identifica con el n?mero uno: un h?roe, un lenguaje, una sola manera de ver la vida, una sola verdad religiosa, ideol?gica o cient?fica. Hay acuerdo, no hay disenso pues no hay posibilidad de disentir cuando el uno domina.

Lo opuesto es el dos: dos teor?as, dos religiones, dos modelos de h?roes diferentes. ?Hay desacuerdo, hay disenso. Hay dos. De eso se trata, justamente, la democracia.

Esencial vs. trivial

Trabajo. Lograr desarrollar al m?ximo el potencial de los empleados, es esencial; crear dramas y problemas alrededor de errores m?nimos, es trivial.

Pareja. Mantener una relaci?n tranquila y nutritiva, es esencial; ganar pele?tas caseras blandiendo el?argumento de ?viste-que-yo-ten?a-raz?n», es trivial.

Negocios.? Mantener los clientes satisfechos y aumentar las ventas, es esencial; convencerse o convencer al jefe de que el cliente estaba equivocado y por eso fall? la venta, es trivial.

Vecinos. Mantener una relaci?n cordial y respetuosa, es esencial; pelarse con el vecino porque el perro ladr? un par de veces por la noche, es trivial.

En el contexto militar se dice que es mucho mejor perder una batalla y ganar la guerra que ganar una batalla y perder la guerra. A veces nos empecinamos en ganar batallas menores las que consciente o inconscientemente disfrazamos de combates ?picos. ?Es, en el mejor de los casos, una p?rdida de tiempo.

La catedral

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La catedral de Salisbury

A continuaci?n, una brev?sima y antiqu?sima historia repleta de sabidur?a y lecciones ?tiles.

Hab?a una vez un hombre que paseaba pl?cidamente por las inmediaciones de un poblado medieval ingl?s. Caminaba tranquilo y observaba con inter?s, como todo visitante, las particularidades del lugar. En eso estaba cuando divis? a cierta distancia a tres alba?iles que cortaban y daban forma a grandes trozos de piedra. El hombre se acerc? y con curiosidad pregunt? a cada uno qu? estaba haciendo. El primero, lac?nico y sin levantar la vista, le contest? lo que era obvio y visible: que estaba cortando y modelando pedazos de piedra. ?El segundo -un poco m?s locuaz – le explic? que estaba modelando una piedra que usar?a para construir una pared. Cuando le toc? el turno al tercero, mir? al cielo y respondi? sonriente, con un incontenible entusiasmo: ??Estoy construyendo una catedral para honrar a Dios!?. Esto sucedi?, seg?n cuenta la historia (o leyenda), ?mientras se constru?a la imponente catedral de Salisbury.

Tres reflexiones sobre la catedral:

  • No es la tarea lo que importa, sino el significado que cada uno le asigna.
  • La motivaci?n por una tarea o un trabajo depende de la actitud que uno asuma para encararlo.
  • Para construir catedrales imponentes (o cualquier cosa imponente y/o que valga la pena), es necesario proponerse metas trascendentes y objetivos a largo plazo; tener una visi?n que nos inspire y nos marque constantemente la direcci?n a seguir cuando sentimos que el camino comienza a desdibujarse o a volverse mon?tono.

Y para terminar: si quiere, tome la historia de la catedral como una met?fora de la vida misma. Es m?s o menos lo mismo.

‘Fontaine’- El mingitorio que revolucionó el arte

DuchampFountain72La obra, considerada la m?s controversial e influyente del siglo XX, es absurdamente simple: se trata de un mingitorio que Marcel Duchamp decidi? presentar bajo el seud?nimo de R. Mutt en la exhibici?n anual de la Society of Independent Artists en Nueva York, a?o 1917. Duchamp busc? un mingitorio, le estamp? su firma de artista, lo coloc? en una base de piedra, e inmortaliz? su obra de arte bajo el t?tulo de Fontaine.

Las reacciones, como era de esperar, fueron un?nimes; un?nimemente negativas, claro. Desde el estupor y desconcierto hasta la indignaci?n y la ira. Nadie entend?a nada y, previsiblemente, la obra fue prohibida casi de inmediato. Los honorables miembros del comit? organizador argumentaron ?con l?gica – que ?el lugar adecuado del presente objeto no es en una exposici?n de arte ya que no es una obra de arte seg?n la definici?n de arte por todos aceptada?. Agregaron adem?s que el objeto era ?inmoral y vulgar? y que se trataba de ?una pieza comercial sin ning?n valor, resultado del oficio de un fontanero?. ?Duchamp no pod?a estar m?s satisfecho: hab?a cumplido su cometido que iba mucho m?s all? de la simple provocaci?n. Lo que Marcel Duchamp pretend?a ?y vaya si lo logr? – fue subvertir el concepto mismo del arte.

Revolucion? todo: el significado y funci?n del arte, de la obra de arte, del artista, del espectador, de la sociedad. Todo. A partir de Fontaine el arte no ser?a ni virtuosismo ni representaci?n de arm?nicas y sim?tricas figuras humanas o perfectos paisajes id?licos.? A partir del c?lebre mingitorio, el arte se convertir?a en provocaci?n, reacci?n, vida real, ruptura, revoluci?n y contexto. Lo que hizo Duchamp al exhibir su Fontaine/mingitorio irreverente, fue liberar el concepto de obra de arte, cautivo durante siglos en el ?mbito as?ptico de los museos, y exponerlo imp?dicamente.

Aniquil? respuestas prefabricadas a eternas preguntas sobre el sentido y la definici?n de arte. ?Abri? de par en par las puertas del nuevo siglo y dio la bienvenida al arte moderno, que esperaba impaciente su debut en la historia.

Zest

?C?mo traducir ?zest? al espa?ol? La palabra inglesa (de origen franc?s), quiere decir varias cosas. Por ejemplo: c?scara de c?trico (la cascara de lim?n rallada que se usa en la preparaci?n de las tortas es ?zest? en ingl?s), tambi?n se traduce como ?sabor picante? o ?sabor especial?. Aparte de los significados culinarios, la palabra tiene otra significaci?n ? un tanto compleja de traducir- sobre la cual vamos a reflexionar en este post.

Seg?n el diccionario «zest» es ?placer, ?diversi?n, alegr?a. ?Estas definiciones apuntan m?s o menos hacia la direcci?n correcta, pero en lenguaje original el sentido es mucho m?s amplio. Y m?s profundo. Tiene que ver con impulso vital, energ?a, ganas de vivir, felicidad, disfrute, ?nimo, entusiasmo, optimismo. Todo eso junto, y algo m?s.

Bertrand Russell, en ?The Conquest of Happiness?, recurre a una met?fora para entender el sentido de ?zest?. Consideremos las diferentes maneras en las que uno puede comportarse cuando se sienta a la mesa a comer, dice Russell. Hay quienes ven a la comida como una necesidad, un tr?mite que se debe cumplir, independientemente de la calidad o el tipo de comida. Casi como un remedio que el m?dico recet? y que hay que tomar cada 6 horas. Hay otros que siempre encuentran un motivo de queja: que est? salada, o demasiado picante, o desabrida o muy poca o lo que sea. ?Nunca est?n conformes. ?Luego est?n aquellos que comen con voracidad y euforia y al igual que el primer grupo, no hacen distinci?n entre los distintos grados de elaboraci?n o calidad del plato. Lo importante es comer en abundancia. Y llenarse, por supuesto. Finalmente est?n quienes comienzan a degustar el plato con un apetito intenso pero controlado, disfrutan cada bocado y sienten que, exactamente en ese momento, est?n siendo parte de una fiesta: la fiesta de la vida.

Esa es la actitud que exhiben ante cada buen momento que la vida les ofrece. Esa actitud es ?zest?, explica Bertrand Russell. Disfrutar la comida porque est? rica y uno tiene hambre. As? de simple. Disfrutar del momento porque, como canta un catal?n:

De vez en cuando la vida
toma conmigo caf?
y est? tan bonita que
da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita
a salir con ella a escena.

Bella imagen que ilustra con precisi?n el significado de «zest».

Urgente vs. importante

Aplacar los ?nimos de un cliente enojado, es urgente; construir sistemas que eviten el enojo del cliente, es importante.

Eliminar los bichos de la cocina con insecticida, es urgente; colocar burletes en puertas y ventanas para evitar que los bichos entren, es importante.

Importante significa: largo plazo, coherente, esencial, estrat?gico, positivo, eficiente, met?dico.

Si uno se ocupa de las cosas importantes, las cosas urgentes no aparecen con tanta frecuencia. Lo opuesto no ocurre casi nunca. En realidad, nunca.

(Post basado en un texto de Seth Godin)

El experimento del malvavisco y el secreto de una vida exitosa

malvaviscos

?Alguna vez se pregunt? por qu? a ciertas personas les va mejor en la vida que a otras? Excluyendo la suerte como alternativa v?lida, la respuesta parece haberla encontrado el psic?logo Walter Mischel de la Universidad de Stanford a finales de los a?os sesenta.

Mischel junto a su equipo realiz? una serie de pruebas con ni?os de entre 4 y 5 a?os y revel? lo que hoy se considera uno de los factores claves del ?xito en el trabajo, la salud y la vida en general: la capacidad de posponer la satisfacci?n inmediata. Esto fue lo que demostr? el famoso ?Experimento del malvavisco? (‘The Stanford Marshmallow Experiment’) y que consisti? en lo siguiente:

Mischel ubic? a los ni?os en cuartos separados y les ofreci? la posibilidad de elegir entre una recompensa inmediata (un malvavisco) que pod?an comer en el momento o una recompensa mayor (dos malvaviscos) que pod?an obtener si esperaban veinte minutos para comerlo. El adulto se retiraba del cuarto y cada ni?o quedaba solo, con el malvavisco en la mesa.

Obviamente los chicos reaccionaron de manera diferente. Algunos se lanzaron a comer el malvavisco apenas el adulto hab?a salido del cuarto. Otros intentaron esperar, pero fue en vano: al cabo de 5 minutos no aguantaron m?s y se lo comieron. ?Otros, sin embargo, resistieron la tentaci?n estoicamente y fueron capaces de esperar veinte minutos y conseguir la tan deseada doble recompensa.

Mischel y los miembros de su equipo realizaron un seguimiento continuo de la vida de los ni?os en distintas etapas de la vida hasta convertirse en adultos. Lo interesante del experimento es que con el tiempo se pudo comprobar que aquellos ni?os que hab?an sido capaces de esperar 20 minutos para comer los dos malvaviscos, obtuvieron mejores calificaciones en la escuela y, en la adolescencia, no mostraron trastornos de comportamiento, adicciones o problemas de obesidad. ?Tambi?n en la vida adulta consiguieron excelentes resultados en el trabajo, la familia y dem?s ?reas de la vida. Por el contrario, varios de los impacientes comedores de malvaviscos exhibieron en alguna etapa de la vida ciertos trastornos de conducta, ?mayor tendencia al alcoholismo y otras adicciones y/o mayores ?ndices de obesidad.

Algunas reflexiones obvias:

  • Si uno es capaz de posponer la satisfacci?n inmediata de ver TV para completar las tareas del colegio, aprende m?s y obtiene mejores notas.
  • Si uno es capaz de resistir la tentaci?n de comprar hamburguesas o ?junk food? cada vez que lo ataca el hambre, aumenta la posibilidad de alimentarse de manera saludable y mejorar la calidad de vida.
  • Si uno es capaz de levantarse del sill?n y de realizar regularmente ejercicio f?sico, ?obtendr? beneficios tanto en el plano de la salud como en el est?tico.

Y as? podr?amos seguir enumerando ejemplos de todo tipo.

El ?xito se materializa cuando elegimos el ?dolor? de la disciplina antes que la satisfacci?n inmediata.? Eso es exactamente lo que demostr? el experimento del malvavisco.

Obsequio del d?a, el video original del experimento 🙂

 

Cronos & Kairos: el tiempo y la oportunidad

ChronosLos habitantes de la Antigua Grecia ten?an dos palabras para referirse al?tiempo: Cronos y Kairos. La primera, Cronos, de car?cter cuantitativo, defin?a el tiempo cronol?gico (de ah? derivan cron?metro, cronolog?a, cronograma y todo lo que lleve el prefijo ?crono?). Podr?amos decir que Cronos representaba el tiempo humano, el tiempo que puede ser medido y cuantificado en unidades. El tiempo que mide y marca el reloj, para expresarlo?simple y gr?ficamente.

kairos 2La otra categor?a, Kairos, simbolizaba m?s que tiempo, momentos; m?s precisamente, expresaba el momento justo y oportuno. El momento perfecto.

Los griegos, que como se sabe sol?an personificar casi todo, representaban a Cronos mediante la imagen de un anciano de barba larga y blanca empu?ado con una mano una guada?a y con la otra un reloj de arena. A esta imagen severa e implacable de Cronos, el tiempo cronol?gico, se contrapon?a la figura ligera, ?gil y juvenil de Kairos, hijo menor de Zeus. Kairos era la ocasi?n, la oportunidad favorable que, rebosante de jovial energ?a, se presenta un d?a y cambia el destino del hombre.

No solamente la Antigua Grecia se ocup? del tiempo y sus diversas concepciones. ?Si analizamos por ejemplo ciertos conceptos de la teolog?a cristiana, encontraremos algunos paralelismos con las definiciones griegas. El Cristianismo habla de cierta maduraci?n en los acontecimientos, de un tiempo para nacer y para morir. Un tiempo para sembrar y cosechar. Momentos, s?. Momentos oportunos o si se quiere, puntos de inflexi?n, puntos de convergencia y a veces, puntos de ruptura.

Un dato importante a tener en cuenta: cuando se trata del desarrollo y desenlace de los acontecimientos, no siempre Kairos y Cronos coinciden en su derrotero. ?Todos hemos experimentado alguna vez la frustraci?n que se siente cuando despu?s de haber invertido cuantiosas cantidades de ?tiempo de reloj? en alguna tarea, trabajo u objetivo, observamos con resignaci?n y desilusi?n que los resultados no llegan.? Y nos preguntamos una y otra vez por qu?, sin encontrar explicaci?n convincente. La respuesta es simple: el tiempo cronol?gico ha transcurrido, pero el momento justo y oportuno todav?a no ha arribado a destino. Porque a diferencia de Cronos, Kairos no puede ser planeado ni forzado. Llega cuando tiene que llegar, como dir?an las abuelas. Eso s?, cuando finalmente se presenta, lo hace de una manera clara y categ?rica. Y as?, de repente, lo que parec?a imposible e inalcanzable se materializa con una contundencia y definici?n asombrosas ante nuestra mirada que se debate entre la incredulidad y la euforia. ?Se logr?. Se concret?.

En la vida necesitamos tanto de Cronos como de Kairos, pero admitamos que es Kairos quien nos atrae irresistiblemente. Todos so?amos con esos momentos m?gicos que interrumpen y modifican, a veces moment?neamente a veces para siempre, el curso regular y continuo de la vida. Todos, en fin, esperamos a Kairos. Consejo: prep?rese para recibirlo porque Kairos, generalmente, llega. Cuando menos lo espera.

El mito de Sísifo según Camus – o cómo ser feliz a pesar de lo absurdo de la vida

sisypheSeg?n la mitolog?a griega, S?sifo fundador y rey de Corinto era un personaje tan h?bil y astuto como arrogante y rebelde. Enga?? y traicion? a los dioses revelando secretos divinos y se le ocurri? la tremenda idea de encadenar al mism?simo T?natos (dios de la muerte) cuando ?ste vino a buscarlo para llev?rselo a los infiernos. ?Esta acci?n despert? la ira de Hades (dios de los infiernos) quien se present? en persona y lo mand? sin contemplaciones al inframundo. Por desafiar a los dioses y rebelarse contra ellos, S?sifo fue severamente castigado. Hades lo conden? a empujar cuesta arriba una piedra enorme y pesada por una ladera empinada.? Justo cuando la piedra estaba por alcanzar la cima, ca?a por la pendiente y S?sifo la deb?a empujar de nuevo. Repetir eternamente esta acci?n absurda y sin sentido fue la condena que le impusieron los dioses ofendidos.

Albert Camus consideraba a S?sifo como un h?roe. El h?roe de lo absurdo. Fue condenado por haber desafiado a los dioses y por haber burlado a la muerte. Lo dioses pensaron que hab?an encontrado una forma perfecta de tortura para S?sifo: la frustraci?n permanente. Cre?an que cada vez que empujaba la piedra, renac?a en ?l la esperanza de alcanzar la cima y al ver que la piedra inevitablemente rodaba cuesta abajo por la ladera una y otra vez, la sensaci?n de frustraci?n se le volver?a insoportable.

Sin embargo, S?sifo desafi? de nuevo a las implacables divinidades de la manera menos pensada: perdi? toda ilusi?n y esperanza de alcanzar la cima y entendi? que, a pesar de ello, pod?a continuar con la tarea. Una y otra vez. Entendi? que la capacidad de soportar el castigo era una forma de victoria. Que su tarea era empujar la piedra hacia arriba sin esperar recompensas futuras. En una palabra: comprendi? que deb?a vivir el presente.

?Debemos imaginar a S?sifo feliz?, dice Camus. Feliz de cumplir su misi?n que era continuar empujando la piedra (es decir, viviendo) a pesar de la ausencia de sentido de la tarea (la vida). S?sifo se transform? en el h?roe m?ximo de la existencia absurda porque, piensa Camus, la existencia es absurda y sin sentido. Pero a no confundirse, esta visi?n de la vida no tiene nada de pesimista. Todo lo contrario. Camus dice que solamente comprendiendo y aceptando esta realidad, podemos ser plenamente libres y felices. ?C?mo? Como hizo S?sifo. Se dio cuenta de que el sentido inevitable de su vida consist?a en empujar la piedra y as? se liber? definitivamente del terrible tormento que los dioses intentaron -sin ?xito- infligirle: la insoportable incertidumbre sobre un futuro que era, b?sicamente, pura ilusi?n.